En
el último trimestre de 2011 las inversiones en minería consideradas para los
próximos años sumaban casi US$ 70 billones hasta el 2020. Las noticias a principios de marzo hablan que
este monto subió a más de US$ 90 billones.
Teniendo
presente el tamaño de nuestra economía, de nuestro territorio continental y de
nuestra población y agregando a lo dicho que este sector de la economía,
representa actualmente el 20 % del PIB y que las ventas de los productos
mineros superan el 50 % de las exportaciones nacionales y por otra parte revisando
nuestra historia en cuanto a desarrollo, es fácil concluir que Chile es un país
minero.
Muchas
y conocidas son las razones para que la minería chilena haya crecido aceleradamente
en los últimos 20 años, que en el caso del cobre la producción se ha triplicado
llegando a 5,4 millones de toneladas anuales. Destacan aquí las más conocidas: nuestro
recursos naturales y su ubicación geográfica; estabilidad política; leyes, normas
y reglamentos que se respetan; historia, experiencia y conocimiento minero;
demanda y precio de los metales; aplicación e innovación tecnológica; etc.
Estas
afirmaciones, en base a datos duros y los resultados obtenidos nos llevan a
reconocer la importancia de la minería para el desarrollo económico, social y
tecnológico de Chile y concordar con la opinión generalizada que asevera que Chile
es un país minero.
Sin
entrar a analizar esta última aseveración, a nuestro entender discutible,
preocupa más saber si nuestro país y en particular las regiones favorecidas con
los proyectos, están preparados para concretar de manera eficiente tamaña
inversión, dentro del período de tiempo estimado, teniendo presente que para
que así ocurra debe conjugarse la acción coordinada y el entendimiento de
muchos actores; contar con profesionales, técnicos y mano de obra especializada
para diseñar, construir y operar; disponer de infraestructura local para que el
personal directo, de servicios y dependientes puedan vivir en forma normal;
contar con energía y agua asegurada durante todos los años que la faena minera
esté operando, más expansiones; entendimiento y aceptación de las comunidades
de convivir con una operación minera.
Los
resultados económicos que muestra la minería, han sido favorecidos por el
precio de los productos, mitigando los problemas de producción que la mayoría
de las mineras han presentado en los dos últimos años, como es el caso del
cobre que el 2011 produjo menos que el 2010 impactando en la productividad y los
costos ya en aumento sostenido por la mano de obra, la energía, el ácido
sulfúrico, el agua, el petróleo, etc.
Ya
en los años anteriores, muchas empresas tuvieron serias dificultades en
desarrollar sus proyectos, por falta de ingenieros, técnicos y empleados especializados,
afectando el desempeño de las empresas de ingeniería, de construcción, de
montaje, de servicio y su propia partida y posterior operación tanto de proyectos pequeños como algunos de clase
mundial.
Hoy
la situación es más complicada aún y lo podemos ver en la práctica, como es el
caso de la Región de Atacama, lugar donde está llegando gran parte del capital
aquí referido. Complicados los actores por la falta de gente, usar agua de mar,
no disponer de infraestructura, energía y
estar siendo cuestionados día a día por la comunidad respaldada en
ocasiones por autoridades, dirigentes, organismos, otros sectores económicos.
Las
soluciones son complejas e insuficientes.
No basta con decir que la minería contratará mujeres y extranjeros –de
hecho ya lo está haciendo- que privilegiará el uso de ERNC, que apoyará la
formación de profesionales y técnicos, que capacitará a su gente apoyando la
construcción de centros de formación técnica, que empleará agua de mar y que
hará grandes esfuerzos en mitigar su impacto en el ambiente local donde se
radicará y compensará y convivirá con la comunidad apoyándolos en sus
expectativas de progreso regional. Todas
estas alternativas se requieren a disposición de la industria ya, sin embargo
es sabido que los plazos para formar personal calificado toman años, sobre todo
en la minería subterránea, que es hacia adonde apunta buena parte de estas inversiones
mayúsculas.
Una
vez más, como buenos chilenos estamos improvisando, ante la ocasión que brinda
la minería por la llegada de inversiones
y la clara intención que se materialicen y seguramente así será, con soluciones
distintas a las originales, con atrasos, con un presupuesto más alto y con una
opinión más desfavorable de la comunidad hacia la minería, desconociendo muchos
de nuestros ciudadanos por interés o ignorancia que la minería es, ha sido y
seguirá siendo el más importante motor de desarrollo del país, aún con precios
bajos. Guste o no, esta líneas se
escriben con tipografía en aleaciones de cobre y usted señor lector podrá
comentar o criticar, usando medios de comunicación, altamente demandante de
metales básicos obtenidos en nuestro país.
La
desagradable experiencia de “los 33”, contrario a la primera impresión,
revaloró el rol de la Industria minera. Sin la tecnología, la capacidad de
gestión, los recursos físicos y económicos dispuestos y desplegados por todos y
todas quienes colaboraron, ese milagro no habría tenido el mismo feliz
final.
Seremos
un país minero, cuando la sociedad civil, nuestros hijos y nietos, comprendan (y
perciban con hechos) que la Industria Minera aprendió hace décadas, que no
podía seguir siendo depredadora del medioambiente, sino muy por el contrario,
precursora del establecimiento en Chile de la normativa y las prácticas
sustentables, que han seguido otras áreas de la economía.
El
llamado es a colaborar como sociedad a los distintos sectores en productos y
servicios, para materializar conjuntamente estos proyectos de desarrollo en las
próximas décadas.
Carlos
Vega Maldonado
Consejero
Nacional del Colegio de Ingenieros de Chile
Creo importante este planteamiento porque de allí nacen varios tópicos que como Ingenieros de Minas podemos desarrollar a fin de permear a la Sociedad civil, sobre nuestra Industria.
ResponderEliminarColombia en un país cafetero y se siente orgulloso de ello. Chile a pesar de ser un país minero, líder en la Industria mundial, parece que se avergonzara de serlo.
Ricardo Arias V.
Ingeniero Civil de Minas
Consejo de Especialidad de Minas y Metalurgia