Chile se ha definido, a través de un largo camino como un país abierto
hacia los mercados externos. Este hecho le ha valido lograr un importante
impulso económico durante las últimas décadas. Junto con ello, se ha mejorado
de manera importante la normativa y el control sobre la producción de
materiales y procesos, condiciones fundamentales para sustentar el desarrollo y
la calidad de vida de la población, así como la inserción en un contexto
internacional que exige altos estándares de calidad.
Sin embargo, la apertura se tiende a confundir con una suerte de
libertinaje absoluto cuando se comercia con productos de importación al
interior del país. La elección en una gama demasiado amplia de precios y
diversidad en la calidad,trae consigo posibilidades casi infinitas de productos
de calidad insuficiente que pueden ser ofrecidos al mercado interno, ya sea
como productos terminados o insumos que se incorporan en diversas etapas de fabricación
de elementos nacionales.
De esta manera es de gran importancia tener un control específico de
buen nivel a fin de evitar la aceptación de productos que no cumplan con una
normativa incorporada y aceptada en el país. Es por todos conocido el hecho del
desplazamiento de una industria nacional emergente por la producción en
condiciones distintas en economía externas, especialmente asiáticas. Debemos
considerar que este es un hecho fundamental de la política adoptada y es parte
de sus reglas; pero ello no puede, ni debe constituir la base de una
competencia desequilibrada y, en definitiva, desleal.
La amplitud que abarca este fenómeno es bastante mayor de lo que
percibimos en nuestra vida diaria y requiera una atención de los profesionales
que diseñan y controlan los diferentes procesos y líneas de producción. Es
también evidente que requieren de una legalidad supervisada de manera efectiva
por el estado, para lo cual éste debe implementar una política pública
consecuente y eficiente, destinada asegurar la calidad en todas las áreas.
La comunidad en general ha recibido información sobre incumplimientos de
la normativa nacional de materiales importados, gran parte de ellos usados en
la construcción, los cuales eventualmente
pueden poner en riesgo las construcciones y a sus usuarios. Es aquí
donde radica un germen de competencia desleal y ese germen debemos
neutralizarlo a través de controles adecuados y cumplidos debidamente. También
debemos considerar la importancia de los órganos intermedios de la sociedad,
los cuales tienen la capacidad y la misión de establecer, de manera
independiente, procedimientos adecuados de control que fortalezcan la confianza
de los usuarios.
Es también de fundamental importancia considerar que el aseguramiento de
una calidad uniforme no constituye un reclamo en contra del comercio libre y
amplio ni debe amparar la creación de barreras pararancelarias o cercenar las
posibilidades del libre mercado, como algunas mentes simplistas tienden a
pensar. Simplemente es un llamado a controlar que las condiciones establecidas
sean uniformes para todos y que, tanto los productores
como los usuarios tengan la certeza de contar con productos y elementos bien
definidos en relación a sus características y calidad.
Desde este punto de vista, la iniciativa de la autoridad de establecer
un rotulado certificado de productos
aparece como adecuada y oportuna pues genera una instancia, debidamente
controlada, de información uniforme para
los consumidores.
Solamente con la plena colaboración de la institucionalidad vigente y
sus organizaciones, podemos establecer un camino justo y bien definido para
avanzar en el desarrollo.
Sergio Contreras A.
Vicepresidente Colegio de Ingenieros de Chile A.G
No hay comentarios:
Publicar un comentario