Sin
embargo, pareciera ser que en estos tiempos, por alguna razón se nos ha
escapado la escala humana del quehacer de la ingeniería y también de varias
otras disciplinas.
Las
largas épocas de escasez a lo largo de la historia de la humanidad, pusieron
siempre las necesidades en el primer lugar del interés de quienes por diversas
circunstancias se hicieron cargo de satisfacerlas. Es así que los grandes
saltos cuánticos de producción y de irrupción tecnológica, desde la Revolución
Industrial, se concentraron en aumentar todas las capacidades humanas de
producción: hacer más, ir más lejos y más rápido, transformar física y
químicamente los elementos hasta las profundidades del átomo y luego de las
partículas.
Pero,
¿para qué todo este esfuerzo?
Más
allá de las razones ideológicas de cualquiera de los sistemas políticos
dominantes en los últimos 200 años, un sentir común de todos ellos ha sido el
mejorar las condiciones de vida de las personas, dotándolas de bienes y
servicios que se hagan cargo de cubrir sus carencias, desde las básicas para
todos hasta las más complejas y sofisticadas para algunos.
¿Qué
nos está pasando?
Las
personas, en una buena parte de la población, han resuelto sus carencias
básicas de alimentación, casa, vestuario y expande su vida en la cultura, la
entretención y la vida en sociedad.
Sin
embargo, los proveedores de bienes y servicios, públicos y privados parecen
haber perdido de vista a las personas como objeto y sentido de su quehacer y se
mantienen enfocados en lo que hacen y cuanto ello renta en el corto plazo.
VIVIMOS
EN RUTA CRITICA, cuando todo está restringido a la solución única e inevitable.
Si
tenemos dos pistas en el Aeropuerto Internacional de Santiago,
¿Por
qué sólo una está equipada para aterrizajes de poca visibilidad?
¿Por
qué si tengo una alimentación crítica de energía para las tres líneas de alto
tráfico del Metro, no tengo un circuito stand-by que pueda reponer en breves
minutos?
¿Por
qué dejamos los cajeros sin plata y no fomentamos el uso del dinero plástico y
evitamos el atractivo del robo?
¿Por
qué cada centro de atención de salud crea sus propias fichas e historial de
atención, cuando el sujeto de atención es el paciente?
¿Por
qué los certificados de nacimiento y fallecimiento tienen fecha de vencimiento?
¿Por
qué el Hospital de Maipú y el Centro de Justicia se construyen sin Aire
Acondicionado y luego pasan meses o años sin operar?
¿Por
qué un auto detenido en una autopista genera un taco de kilómetros y los
vehículos de emergencia no tienen libre paso?
PORQUE VIVIMOS EN RUTA CRITICA, NO NOS DAMOS HOLGURAS, PORQUE ELLO
ATENTA CONTRA LA RENTABILIDAD DE CORTO PLAZO, PORQUE LAS CONSECUENCIAS SOBRE
LAS PERSONAS EN TERMINOS DE RABIA, TIEMPO PERDIDA, DETERIORO DE PRODUCTIVIDAD
PARECEN NO IMPORTARLE A LOS QUE EVALUAN Y DISEÑAN AQUELLO QUE NOS INVOLUCRA
COTIDIANAMENTE A TODOS.
Desde
las diversas especialidades de la ingeniería, podemos y debemos volver a mirar
a las personas como objeto de nuestro principal interés, diagnosticar y
desarrollar proyectos de inversión marginal, que le devuelvan la dignidad de la
calidad de servicio a las personas, para que se transporten con seguridad y
comodidad, vivan en barrios iluminados, verdes y confiables, para que los niños
y niñas se eduquen en colegios de calidad, para que podamos recibir salud
oportuna y apropiada. No vamos a resolver todos los problemas, pero queremos
levantar una mirada de futuro, más allá del horizonte e invitar a todos a
trabajar en las pequeñas cosas, a escala humana, que nos harán mejorar nuestra
propia vida y las de todos los que compartimos este tiempo y este espacio.
LUIS ZAVIEZO SCHWARTZMAN
PRESIDENTE
CONSEJO ZONAL METROPOLITANO
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