En
abril de 2013, la Comisión de Educación del Colegio de Ingenieros de Chile
A.G.,generó un documento público(VER AQUI ),en el cual indicaba su preocupación por el
aumento sostenido en la matrícula de las carreras de Ingeniería, desconociéndose si dicho requerimiento se alineaba con las necesidades futuras
del país de ingenieros, cito textual uno de sus párrafos:
“…En función de estos objetivos (como Asociación Gremial),
deseamos manifestar nuestra preocupación por dos temas que consideramos
importantes para el desarrollo de las carreras de ingeniería y del país. El
primero es el gran y sostenido
crecimiento de la matrícula de Ingenieros Civiles e Ingenieros
Comerciales durante la última década en las universidades nacionales. Es así
como en el período 2000-2012 la matrícula total de estas carreras ha pasado de
45.294 a 100.232 alumnos (crecimiento de 121,3%), mientras que las matrículas
de primer año, para igual período, ha crecido un 151%. Este tipo de crecimiento
exige revisar los requerimientos futuros de ingenieros (cantidades y perfiles),
en una o dos décadas más, que necesitará el desarrollo del país, ya que es una
tasa muy alta, que no está respaldada por ninguna previsión de las demandas
futuras del país...”
En
otras palabras lo que se interpreta en el documento, es la falta de una
vinculación, alineamiento y coordinación entre la cantidad de titulados
actuales y futuras, con respecto a las necesidades de profesionales futuros
para el desarrollo país (en específico el caso de los ingenieros), es decir:una
política capaz de articular: el desarrollo de capital humano profesional de la
ingeniería y de desarrollo económico productivo país.
Muy
a título personal, creo importante que la autoridad pueda abordar esta
situación desde dos visiones: la primera, sin duda correspondiente a la
incapacidad de tener visiones y apuestas de largo plazo en el desarrollo país,
es decir, tener la capacidad de avanzar con un proyecto más allá de los periodos
presidenciales, de quinquenios o décadas; y la segunda, que de una vez y por
todas debemos dar la discusión correspondiente para tomar una definición en las
políticas de formación, en términos de: dejar a la oferta y la demanda, como
los elementos capaces de regular la cantidad de profesionales (de la Ingeniería
que actualmente se forman), o definitivamente intentar regularlos con el objeto
de atender las demandas reales y efectivas para el desarrollo país en los años
venideros.
En
función del párrafo anterior, me atrevo a plantear que en esos puntos las
Asociaciones Gremiales, y en mi caso, Nuestro Colegio de Ingenieros de Chile
A.G., son las instituciones, que técnica y desinteresadamente, pueden abordar,
orientar y aportar al país, mediante su visión en estas temáticas, en otras
palabras, es un desafío para nosotros (como A.G.), ser parte de esta discusión en
términos de lo que sucede con la formación de ingenieros y su aporte al
desarrollo país.Ya que finalmente somos los únicos que vinculamos en
nuestra actividad elementos que van desde la formación hasta el ejercicio de la
profesión.
A
este desafío, es importante agregar, que como Asociación Gremial, de forma
permanente hemos apoyado y aportado a la construcción de la visión de futuro,
en distintas áreas, proceso publicado en el Proyecto País, y por lo mismo hoy
debemos ser capaces de ir un poco más allá en el cuidado de la profesión,
participando y aportando en las definiciones de futuro, con respecto a las
necesidades de ingenieros para el desarrollo futuro, y la formación de los
mismos.
Mauro Grossi Pasche
Ingeniero Civil
Industrial
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