La historia de la humanidad se remonta miles de años atrás. Si pensamos
que los primeros registros que se han encontrado de la escritura,
aproximadamente en el milenio IV antes de Cristo y lo comparamos con los
cambios que hemos tenido como sociedad en los últimos 200 años es para no
creerlo. Esta fracción de tiempo equivale al 3% de la historia escrita de la
humanidad. Si recordamos como hemos ido evolucionado como sociedad, buscando
darle mayor dignidad al ser humano, dando importantes pasos para abolir la
esclavitud, las diferencias de género, la pobreza y otros reconocimientos en
busca de construir una mejor sociedad. Sin duda que hemos dado pasos
gigantescos pero no por esto podemos estar tranquilos.
El 21 de mayo de 2016, en nuestro país, a consecuencia de la cuenta
anual de la Presidente de Chile Michel Bachelet, hemos visto que un grupo de
individuos ha decidido manifestarse de la peor forma posible. Si bien en el
ámbito de los derechos democráticos que todos queremos y buscamos está el
derecho a protesta y manifestarse, esto debe ser efectuado bajo un marco de
respeto hacia la sociedad. A consecuencia de estos hechos, con mucha tristeza,
podemos observar que el comportamiento ético y moral de algunos miembros de
nuestra sociedad se escapan de lo que todos entenderíamos como una buena
conducta. Estas situaciones son sin duda producto de que en todo ámbito vemos
como el actuar fuera del contexto de la moralidad y legalidad no tiene costos.
Hemos sido testigos de la impunidad en casos emblemáticos como el caso
Penta, SQM, Puente Cau Cau, caso Caval, empresa de Ferrocariles, Transantiago,
27F, etc., sin encontrar responsables más allá de asumir responsabilidades
políticas que son un significado de que no te haces responsable de tus faltas
errores u omisiones. ¿Qué queda entonces para el individuo común?
Hoy podemos decir que tenemos el primer mártir de la impunidad. El
trabajador Eduardo Lara quien murió por asfixia producto del incendio causado
por bombas molotov según fue informado por la prensa. Aquí probablemente
tampoco tendremos responsables y menos los grupos políticos o de activistas
detrás de estas manifestaciones.
Como seres humanos debemos velar por contribuir a un mejor vivir de
todos y cada uno, buscando espacios de libertad y desarrollo que no atenten
contra el medio ambiente y la sociedad. En este punto la ética y la moral debe
ser un pilar fundamental en donde mi libertad debe respetar la libertad de
todos los que me rodean.
Tenemos la posibilidad de hacer de Chile un mejor país, pero depende de
que nos pongamos a la altura de la circunstancias, actuando de forma correcta y
predicando con el ejemplo. No se debe olvidar que el voto es una buena forma de
expresar lo que queremos para nuestro Chile.
Bartolomé Rodillo Pérez
Consejero de Especialidad Industrial
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