lunes, 10 de diciembre de 2012

Ingeniería de 4, 5 o 6 años?



Esta no es una pregunta nueva, es una discusión que por lo menos hace 5 o más años la vengo escuchando, con todo tipo de argumentos a favor y en contra, ya sea para mantener los años de estudio de algunas carreras o para reducirlos, y adicionalmente, hoy tenemos universidades que tienen semestres de nivelación y/o propedéuticos, alargando ya el tiempo de estudio, importante considerar que estamos hablando de tiempos de estudio formales, y no reales, ya que la media en términos de duración de las carreras está muy por sobre los tiempos formales. Pero en conclusión, no existe a la fecha una postura clara y transversal, con respecto a lo que deben durar las carreras de ingeniería.
Si a la falta de una definición clara, con respecto a la duración de las carreras de ingeniería, le sumamos la inexistencia de regulación para las Instituciones de Educación Superior, a la hora de dictar carreras del área en cuestión, observándose un crecimiento casi explosivo en los últimos diez o doce años, y con buena demanda de matrículas, es bastante fácil caer en la tentación de ir ampliando el uso de la palabra “Ingeniería”, a una serie de carreras que antes no la tenían.
Si revisamos la base de datos “Índices”, del Consejo Nacional de Educación (www.cned.cl), es posible encontrarse con la siguiente realidad:
·         Institutos Profesionales y Universidades que ofrecen carreras de “Ingeniería de Ejecución”, en sus distintas menciones con duraciones de 8 y 10 semestres, sin licenciatura.
·         Institutos Profesionales (IP) y Universidades (Ues) que ofrecen carreras de “Ingeniería” (a secas), en sus distintas menciones con duraciones de 8 y 10 semestres, en el caso de los IP sin licenciatura; y en el caso de las Ues con y sin licenciatura.
·         Universidades que ofrecen carreras de “Ingeniería Civil”, en sus distintas menciones, con licenciatura y con duraciones de 10, 11 y 12 semestres.
Si bien en la base de datos antes mencionada, se especifican los semestres formales de duración de la carrera, no se especifican las horas de la carrera, pudiendo esto ser un diferencial, de todas formas con la información disponible en términos de matrícula para el periodo comprendido entre los años 2000 al 2010, que se muestra a continuación:
Fuente: Construcción propia con antecedentes www.cned.cl y www.futurolaboral.cl
Por lo menos da para reflexionar y hacerse algunas preguntas:
·         ¿Qué diferencia existe entre un Ingeniero de Ejecución de 8 semestres sin licenciatura y un Ingeniero (a secas) de 8 semestres con licenciatura?.
·         ¿Qué diferencia existe entre un Ingeniero (a secas) de 10 semestres y un Ingeniero Civil de 10 semestres, ambos con licenciatura?.
Y podría seguir eternamente con las preguntas, pero en conclusión, más allá de que legalmente sólo las universidades están habilitadas para entregar un grado académico como la licenciatura, la verdad es que no logro saber ¿Cuáles son las potenciales diferencias, en los dos casos anteriormente nombrados?.
En términos de matrícula estas carreras de “Ingeniería” (a secas) de 8 y 10 semestres con y sin licenciatura, han pasado de ser el 19% de la matricula total de carreras de ingeniería el año 2000 al 42% de la matricula total de carreras de ingeniería el año 2010, con un crecimiento total del 252,5% para el periodo en cuestión, desplazando a las Ingenierías de Ejecución, las cuales muestran para similar periodo un decrecimiento del 57,7% en términos de matrícula, y con un peso del 11,6% sobre la matricula total año 2010 de carreras de ingeniería.
Finalmente, dados los antecedentes, es posible plantear que se está produciendo un desplazamiento de las carreras de Ingeniería de Ejecución, y una consolidación de las carreras de Ingeniería (a secas), situación a lo menos preocupante, si consideramos que muchas universidades ya están ofreciendo carreras de Ingeniería Civil de 10 semestres.
¿…hasta donde podremos diferenciar una “Ingeniería” de una “Ingeniería Civil”…?, la verdad es que no lo sé y cada vez lo veo más complicado, y en mi caso particular como Ingeniero Civil Industrial, creo importante saber con quién realmente estoy compitiendo profesionalmente, y cuál es el resguardo de mi profesión?.
Para terminar, y a la luz de que no existe una regulación real en la creación de carreras de ingeniería en el sistema de educación superior, cada vez me hace más sentido el rol que deben jugar los Colegios Profesionales, en difundir, cuidar y velar por las carreras colegiables, para así contribuir cada día más a un mejor ejercicio de la profesión, y adicionalmente a marcar la diferencia, en este mar de carreras, que muchas veces desconocemos su aporte, objetivo o afinidad con las Ingenierías reconocidas por un Colegio Profesional.
“…Cuidar nuestra profesión, es nuestra tarea…”

Mauro Grossi Pasche
Ingeniero Civil Industrial

viernes, 7 de diciembre de 2012

Diferencias de Estructuras de Hormigón Armado y Acero




En la práctica profesional en Chile, en general se ha usado estructuras de hormigón armado para el diseño de edificios de habitación y oficinas.
En países desarrollados en que el valor de mano de obra es mayor muchas veces se opta por estructuras metálicas que permiten prefabricar y así obtener más rapidez.  A pesar de esto, los núcleos de escaleras y ascensores se resuelven muchas veces en hormigón armado generando estructuras que combinan ambos materiales.
El valor de la mano de obra varia en el tiempo y la posibilidad de uso de estructura metálica debe ser evaluado en cada proyecto, considerando los problemas de protección a fuego que esta debe tener.
Para ilustrar esto, cuando se diseñó la Torre Titanium, se intentó hacerla en acero, pero en esa oportunidad ese material había subido mucho de precio y el costo de la obra gruesa casi duplicaba el precio de la estructura de hormigón armado, que fue la solución adoptada, generando prefabricación de losas y vigas protenzadas en algunos lugares, a fin de dar rapidez a la obra gruesa.
Conversando el tema con el Ingeniero Sr. René Lagos C. que diseñó la Torre Costanera, en ese edificio se optó por un sistema de piso con vigas metálicas con losa colaborante, debido a que esto hacía la estructura más liviana y núcleo y marco perimetral de hormigón armado.  Sin embargo debido a que el marco perimetral es inclinado hacia el interior, el constructor le afirmó que hubiera sido más rápido y económico haber hecho este marco perimetral en acero por la dificultad de la variación en el moldaje, esto luego de terminada la obra gruesa.
En obras industriales y mineras, o cuando la estructura por alguna razón podría tener que ser desarmada y reubicada, se opta por estructuras metálicas que permite este proceso.
En cada proyecto debe estudiarse la factibilidad del uso de un material u otro, dependiendo no sólo de el costo, sino también del proceso constructivo y de la mantención que tendrá la obra.
Está claro que el hormigón permitirá obras más monolíticas, pesadas, de fácil protección al fuego y mantención casi nula, normalmente hiperestáticas y que requieren una fabricación más lenta debido al proceso de fraguado.
En cambio el acero permitirá estructuras más livianas, de menor altura para luces similares, de rápido montaje, pero que sin embargo requieren mantención y protección a fuego y para obtener estructuras hiperestáticas o redundantes, requiere de uniones especiales; pero es fácil de desmontar y trasladar.

 ALFONSO LARRAÍN VIAL

2° Vicepresidente CI

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El Gran Desafío de los Colegios Profesionales

Hoy en día poner en tela de juicio la calidad en la formación profesional entregada por algunas instituciones de educación superior, o la institucionalidad encargada de resguardar dicha calidad, no es nuevo, tanto es así, que muchos esperan con ansias, que el caso de las Universidades: del Mar y Pedro de Valdivia sean sólo el inicio de: las investigaciones, juicios y querellas que deberían darse en el sistema de educación superior y las instituciones relacionadas encargadas de resguardar la calidad en la formación profesional, lo que sí es importante destacar es que la discusión se centró en el concepto de universidades privadas no tradicionales, pero ojo, existen casos tal vez menos mediáticos, pero también en universidades estatales, el mejor ejemplo es perito en criminalística en la UTEM, donde miles de estudiantes fueron matriculados a sabiendas que no podrían ejercer su profesión.
Por otro lado, hoy se publica en diario La Tercera (http://www.latercera.com/noticia/nacional/2012/12/680-496844-9-caso-universidad-del-mar-indagan-red-de-falsificacion-y-venta-de-titulos.shtml), que se investiga la potencial existencia de una red de falsificación de títulos, con el objeto de que quienes los adquieran puedan hacer ejercicio ilegal de determinadas profesiones o ejercer en docencia en el área en cuestión, caso que se suma a otros mediáticamente publicitados durante estos años 2012 y 2011.
En resumen, para quienes se enfrentan al mercado laboral, existe la posibilidad de que estén compitiendo con “supuestos profesionales”, que estudiaron en Instituciones acreditadas, pero que en realidad dejan mucho que desear en términos de la formación profesional, y adicionalmente, espero en menor medida con potenciales profesionales que sólo pasaron por fuera de la universidad y tienen o adquirieron un título falso, en un escenario nacional, donde el número de titulados por año va en alza. Lo anterior da paso a algunas interrogantes: ¿Cuál es la verdadera calidad, preparación y competencias, de los profesionales con que nos toca desenvolvernos en nuestra vida laboral, y más aún cuando hay responsabilidades en vidas involucradas (medicina, cálculo estructural, entre otras)?; ¿cómo orientar a nuestros hijos o las futuras generaciones sobre las instituciones y carreras de calidad?, y otras tantas preguntas, pero sólo con estas dos creo queda claro el punto.
Si bien las potenciales respuestas son difíciles de encontrar, más allá de cinco u ocho instituciones de educación superior líderes del sistema, que se pueden recomendar, la verdad es que sólo me queda decir: “…oh y ahora,  quién podrá ayudarnos…”
Si bien, la reflexión que pretendo hacer es autorreferente (y absolutamente a título personal), y está enfocada a determinadas carreras, como en mi caso que soy Ingeniero Civil Industrial, creo que hemos dejado de lado la importancia y validez, de la opinión de los Colegios Profesionales, en mi caso el Colegio de Ingenieros de Chile A.G., ante las interrogantes anteriormente formuladas. Pretendo, desde mi experiencia como colegiado, plantear que efectivamente hoy mi Colegio Profesional, me da garantías de la calidad y excelencia en el ejercicio profesional, más allá de las instituciones actualmente cuestionadas (encargadas de velar por ella), y ¿por qué lo digo?, muy simple en los años que llevo como colegiado, he podido observar que efectivamente existe una preocupación “de verdad” por la calidad en la formación y el ejercicio profesional, tanto así, que no todas las carreras de ingeniería, ni todas las universidades que las dictan, están colegiadas, donde para tener ese privilegio deben presentar todo un dosier que da cuenta de su formación, adicionalmente existe un compromiso y código ético, asociado al ejercicio de la profesión, y así sucesivamente podría seguir mencionando una serie de acciones y elementos, que lo único que reflejan finalmente, es que aún existen instituciones que realmente velan por una formación y ejercicio de la profesión de calidad y excelencia, comprometidas con el desarrollo de nuestro país.
Durante años, he escuchado a muchos que plantean que los “Colegios Profesionales” no sirven, si no dan beneficios, algo así como una tarjeta de descuentos, pero en realidad esa visión es sólo cortoplacista, ya que, por lo menos para mí, el mayor beneficio que obtengo de mi Colegio, es la tranquilidad de pertenecer a una organización que cuida de mi profesión, en el más amplio sentido de la palabra, y es dicha profesión, la que me permitirá alcanzar las metas propuestas en mi desarrollo profesional, donde adicionalmente un grupo de expertos analizo la carrera que yo estudié antes de que se le permitiera ser carrera colegiada.
Hoy, más que nunca, los Colegios Profesionales, pasan a tener el mejor de sus desafíos, mantener la calidad y excelencia de sus profesionales, como hasta ahora lo han hecho, ya que las instituciones encargadas oficialmente de ello, no han dado el ancho. Adicionalmente comunicar con más ímpetu su labor, con el objeto de orientar a muchos que hoy desconocen el tema.

Mauro Grossi Pasche
Ingeniero Civil Industrial
Colegio de Ingenieros