Hoy en día poner en tela de juicio la
calidad en la formación profesional entregada por algunas instituciones
de educación superior, o la institucionalidad encargada de resguardar
dicha calidad, no es nuevo, tanto es así, que muchos esperan con ansias,
que el caso de las Universidades: del Mar y Pedro de Valdivia sean sólo
el inicio de: las investigaciones, juicios y querellas que deberían
darse en el sistema de educación superior y las instituciones
relacionadas encargadas de resguardar la calidad en la formación
profesional, lo que sí es importante destacar es que la discusión se
centró en el concepto de universidades privadas no tradicionales, pero
ojo, existen casos tal vez menos mediáticos, pero también en
universidades estatales, el mejor ejemplo es perito en criminalística en
la UTEM, donde miles de estudiantes fueron matriculados a sabiendas que
no podrían ejercer su profesión.
Por otro lado, hoy se publica en diario La Tercera (http://www.latercera.com/noticia/nacional/2012/12/680-496844-9-caso-universidad-del-mar-indagan-red-de-falsificacion-y-venta-de-titulos.shtml),
que se investiga la potencial existencia de una red de falsificación de
títulos, con el objeto de que quienes los adquieran puedan hacer
ejercicio ilegal de determinadas profesiones o ejercer en docencia en el
área en cuestión, caso que se suma a otros mediáticamente publicitados
durante estos años 2012 y 2011.
En resumen, para quienes se enfrentan al mercado laboral, existe la posibilidad de que estén compitiendo con “supuestos profesionales”,
que estudiaron en Instituciones acreditadas, pero que en realidad dejan
mucho que desear en términos de la formación profesional, y
adicionalmente, espero en menor medida con potenciales profesionales que
sólo pasaron por fuera de la universidad y tienen o adquirieron un
título falso, en un escenario nacional, donde el número de titulados por
año va en alza. Lo anterior da paso a algunas interrogantes: ¿Cuál es
la verdadera calidad, preparación y competencias, de los profesionales
con que nos toca desenvolvernos en nuestra vida laboral, y más aún
cuando hay responsabilidades en vidas involucradas (medicina, cálculo
estructural, entre otras)?; ¿cómo orientar a nuestros hijos o las
futuras generaciones sobre las instituciones y carreras de calidad?, y
otras tantas preguntas, pero sólo con estas dos creo queda claro el
punto.
Si bien las potenciales respuestas son
difíciles de encontrar, más allá de cinco u ocho instituciones de
educación superior líderes del sistema, que se pueden recomendar, la
verdad es que sólo me queda decir: “…oh y ahora, quién podrá ayudarnos…”
Si bien, la reflexión que pretendo hacer es autorreferente (y absolutamente a título personal),
y está enfocada a determinadas carreras, como en mi caso que soy
Ingeniero Civil Industrial, creo que hemos dejado de lado la importancia
y validez, de la opinión de los Colegios Profesionales, en mi caso el Colegio de Ingenieros de Chile A.G.,
ante las interrogantes anteriormente formuladas. Pretendo, desde mi
experiencia como colegiado, plantear que efectivamente hoy mi Colegio
Profesional, me da garantías de la calidad y excelencia en el ejercicio
profesional, más allá de las instituciones actualmente cuestionadas
(encargadas de velar por ella), y ¿por qué lo digo?, muy simple en los
años que llevo como colegiado, he podido observar que efectivamente
existe una preocupación “de verdad” por la calidad en la formación y el
ejercicio profesional, tanto así, que no todas las carreras de
ingeniería, ni todas las universidades que las dictan, están colegiadas,
donde para tener ese privilegio deben presentar todo un dosier que da
cuenta de su formación, adicionalmente existe un compromiso y código
ético, asociado al ejercicio de la profesión, y así sucesivamente podría
seguir mencionando una serie de acciones y elementos, que lo único que
reflejan finalmente, es que aún existen instituciones que realmente
velan por una formación y ejercicio de la profesión de calidad y
excelencia, comprometidas con el desarrollo de nuestro país.
Durante años, he escuchado a muchos que
plantean que los “Colegios Profesionales” no sirven, si no dan
beneficios, algo así como una tarjeta de descuentos, pero en realidad
esa visión es sólo cortoplacista, ya que, por lo menos para mí, el mayor
beneficio que obtengo de mi Colegio, es la tranquilidad de pertenecer a
una organización que cuida de mi profesión, en el más amplio sentido de
la palabra, y es dicha profesión, la que me permitirá alcanzar las
metas propuestas en mi desarrollo profesional, donde adicionalmente un
grupo de expertos analizo la carrera que yo estudié antes de que se le
permitiera ser carrera colegiada.
Hoy, más que nunca, los Colegios
Profesionales, pasan a tener el mejor de sus desafíos, mantener la
calidad y excelencia de sus profesionales, como hasta ahora lo han
hecho, ya que las instituciones encargadas oficialmente de ello, no han
dado el ancho. Adicionalmente comunicar con más ímpetu su labor, con el
objeto de orientar a muchos que hoy desconocen el tema.
Ingeniero Civil Industrial
Colegio de Ingenieros
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