El resultado de una investigación y desarrollo, muchas veces
termina en un interesante producto o proceso, que bien vale la pena proteger,
con la finalidad de evitar la copia de terceros, recuperar la inversión y
rentabilizar el resultado obtenido. Las herramientas que existen para lograr lo
antes mencionado, están contempladas en la ley de Propiedad Industrial (Ley
19.039 de 1991 y sus posteriores modificaciones).
Esta ley regula el otorgamiento de marcas comerciales,
patentes de invención, modelos de utilidad, diseños industriales y otros
privilegios de carácter comercial e industrial.
Sin duda los privilegios industriales más valorados y poco
usados en nuestro país, son la patente de invención y el modelo de utilidad,
llamado también la patente menor. Del total de casos protegidos en Chile, no más
del 10% son desarrollos chilenos, lo que demuestra el poco conocimiento sobre
las ventajas de la protección que otorga la ley de Propiedad Industrial.
Una empresa que desarrolla productos o procesos y
aprovecha el sistema de patentes, tiene
una gran ventaja sobre aquellas que no protegen sus desarrollos. La patente es
un derecho exclusivo que otorga el Estado para la protección de una invención.
Este derecho exclusivo permite a su titular utilizar, explotar y comercializar
su invención durante 20 años, impidiendo
que terceros la utilicen sin su autorización. Más aun, si el titular de la
patente no la explota, puede vender o ceder sus derechos a un tercero bajo una
licencia. Una patente, puede llegar a ser un activo generador de recursos muy
valioso para una empresa.
Es importante tener presente que las ideas no son
patentables, solo se patentan las materializaciones de estas ideas, es decir
cosas concretas, como productos, procesos o sistemas. Para que un invento sea
meritorio de este monopolio que otorga el Estado mediante una patente, debe
cumplir al menos tres condiciones, que sea “nuevo”, esto es que no exista con anterioridad, que
tenga “nivel inventivo”, es decir que no sea algo obvio y por último que tenga
una “aplicación en la industria”.
Cuando una persona ha desarrollado un invento y quiere
aprovechar las grandes ventajas que otorga el sistema de patentes, antes de
iniciar el trámite de obtención de patentes, debe tener presente las tres
condiciones antes mencionadas, pues estas serán analizadas por un perito del
área técnica correspondiente, quién
recomendará al Estado si la invención es meritoria de una patente.
El trámite de una patente en Chile demora aproximadamente 3
años y este privilegio de carácter monopólico se otorga por 20 años desde la fecha de la solicitud,
un período de tiempo bastante amplio para lograr recuperar la inversión y
explotar comercialmente la invención.
Por lo tanto, usar las ventajas del sistema de patentes,
otorga a las empresas una fuente de valor muy importante y marca una diferencia. Lamentablemente, poco
se usa en Chile, tal vez por desconocimiento.
Felipe Langlois
V.
Johansson &
Langlois
Socio N°17204-9 -
Colegio de Ingenieros de Chile
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