viernes, 30 de junio de 2017

Discriminación a la mujer en la Ingeniería


Hoy en día la Ingeniería se ve como una de las profesiones con mejores proyecciones laborales en el país, no obstante, existe un sesgo histórico y educacional que ha mermado la participación de mujeres en esta área considerándose como una profesión para hombres, donde históricamente se ha creído que no son carreras apropiadas para las mujeres. Con los años, hemos visto que las carreras de Ingeniería han tenido un aumento en sus vacantes con participantes mujeres, lo que deja entrever  que hay algo que las está motivando a optar por esta profesión, sin embargo, en el proceso de formación y la etapa de ejercicio de la profesión encontramos que existe una fuerte desigualdad de género, que no sólo se expresa en una alta presencia masculina y oportunidades, sino que también, la masculinización a la que se ven enfrentadas las mujeres durante todo el proceso. En este contexto, es que elaboramos el siguiente documento que muestra alguna de las desigualdades en que se ven enfrentadas las mujeres que ejercen la Ingeniería y dejar la invitación a todos y todas a trabajar colaborativamente en una sociedad más justa.

Si bien es cierto en el último tiempo ha habido un incremento en la matrícula de mujeres en las carreras de ingeniería, esto no implica necesariamente una «feminización» en la forma en que se ve esta profesión, que es tipificada como «masculina», por el contrario, se produce el efecto de «masculinización» en la formación profesional de dichas mujeres. 

Si nos remontamos a la época en que comenzó a impartirse la ingeniería en Chile, notamos que tuvieron que pasar cerca de 50 años para conocer a Justicia Espada Acuña Mena, la primera Ingeniera de Chile y Sudamérica, titulada de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile en 1919. En ese tiempo era difícil encontrar profesionales mujeres en áreas de ciencia y tecnología, lo que, claramente, reafirma que estas áreas siempre han sido proyectadas en hombres, sin embargo, a lo largo de la historia, el movimiento feminista se ha encargado de luchar por la igualdad de derechos, lucha que aún continúa.

El ejemplo anterior constata que vivimos en un sistema patriarcal, esto significa que continuamos transmitiendo determinados estereotipos para cada uno en la sociedad, haciendo distinciones, y cuestionando capacidades físicas e intelectuales al momento de ejercer un trabajo o profesión. En este sentido —respecto de la ingeniería—, vemos cómo se estereotipa en cuanto a lo que debe representar un ingeniero, quien, además de estar investido con una fuerte connotación masculina, es alguien que debe tener un carácter enérgico, representar autoridad, etc. 

En un estudio reciente realizado por el Colegio de Ingenieros, se revela que en el mercado laboral hay un 18% de participación femenina en áreas de ingeniería, siendo las carreras de Ingeniería Civil las más numerosas con una aproximación al 20%, y con un 10% en carreras de ejecución.  

En términos de cargos de importancia, la poca participación femenina continúa siendo extremadamente alta, con diferencias de hasta un 52% en cargos de analistas —pese a que hay empresas que han reconocido que en este cargo prefieren mujeres por su dedicación y orden—,  y más del 70% en cargos de jefaturas, lo que señala, sin duda, la presencia de discriminación en torno a los puestos a los que pueden optar.  

Si hablamos de los ingresos que reciben, nos encontramos, nuevamente, con diferencias salarias considerables que pueden alcanzar hasta un 15% en niveles gerenciales. Por otro lado, existen limitaciones como la edad, donde empresas han determinado no contratar a mujeres menores de 28 años, dadas que están en plena edad fértil, lo que evidencia una vez más el sesgo cultural machista existente en la sociedad.
Finalmente, creemos que es necesario abordar la temática de género en todos los espacios posibles, de manera tal, que nos encaminemos a una sociedad más igualitaria en todo sentido y no sólo en términos monetarios. Por otro lado, nos parece importante redefinir la figura que tiene el ingeniero –en términos de identidad-  en su sentido más amplio, y a su vez, avanzar en la formación de personas —futuros/as profesionales— íntegras dispuestas a tener un rol importante en la construcción de un país más justo y equitativo.

Cristóbal Hermosilla Espinoza
Presidente Asociación Chilena de Estudiantes de Ingeniería Industrial



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