Quiero aprovechar este espacio que gentilmente me concede el Consejo de Especialidad Industrial para reflexionar respecto lo que significó para mi asistir a la
Ceremonia de Miembros Vitalicios acompañando a mi padre, Mariano Berazaluce Donoso.
No acostumbro a ser autoreferente, en especial en esta columna, pero creo que
mi experiencia es extensible a muchos colegas que ven el hito de los 50 años de
carrera a mayor distancia de la que realmente está.
Lo primero que me gustaría comentar es que en los discursos, tanto del
Presidente como del Representante de esta generación, destacaron
conceptos que podrían considerarse obvios, como reconocer la ingeniería que
privilegia las soluciones bien diseñadas y bien implementadas. Reconocer que la
ética parte por hacer bien el trabajo y por entender el impacto social de lo
que hacemos como ingenieros. Sin embargo, a pesar de lo obvios, no
necesariamente están presentes en nuestro quehacer diario, ni en muchas
dimensiones del desarrollo del país.
Lo segundo que me llamó la atención, es que estos conceptos fueron
ejemplificados en los colegiados que ese día se transformaron en
miembros vitalicios. Esto podría haber sido buena crianza, y sin
embargo quiero decir que no lo fue. Puedo decir con orgullo que gracias a
Cristian Hermansen y Alex Chechilnitzky pude poner en palabras la
admiración profesional y personal que siempre he sentido por mi padre.
Salí de la ceremonia agradecido y feliz por lo que siento es un
acto, no de cierre, sino de coronación de una carrera exitosa e importante.
Salí también, pensando en que me quedan 34 años para llegar a ese hito.
¿Lograré llegar a merecerme los discursos que se hagan ese día? ¿Lo lograrás
tú?
Mariano A. Berazaluce S.
Consejero Especialidad Industrial
Colegio de Ingenieros de Chile A.G.
@mberazaluce
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