¿Cómo
podemos definir NEGOCIACION?, si vemos la literatura se podría definir como:
una conversación entre dos o más personas para conseguir algo. Pudiendo ser un
arreglo de intereses divergentes o un acuerdo mutuo. Esta es una de las tantas
definiciones que podemos encontrar sin embargo es la que más me gusta.
Dado
lo anterior , podemos decir que la capacidad de negociación supone la habilidad
para crear un ambiente propicio para la colaboración y lograr compromisos
duraderos, como una capacidad para dirigir y controlar una discusión utilizando
algunas técnicas, planificando alternativas para lograr mejores acuerdos, ya
sea identificando posiciones propias y ajenas, intercambiando concesiones o
alcanzando acuerdos satisfactorios para las partes
Si
enfocamos esto dentro del liderazgo podemos indicar que un líder debe poseer
capacidad de negociación, esto sería plantear soluciones y resolver diferencias
de ideas u opiniones de las partes, apoyándose en la autoridad y justicia del
liderazgo, centrándose en los intereses comunes, tratando de conciliar y mediar
de manera equitativa, evitando la manipulación y parcialidad de intereses
personales.
Junto
con esta capacidad podemos decir que es importante la escucha activa y la
asertividad
También
podemos mencionar que la negociación implica cierto desarrollo de actividades
como:
- Preparar y planificar la negociación.
- Establecer una orientación y relación inicial con la contraparte.
- Intercambiar información.
- Acercar las posiciones diferentes y cerrar o acordar lo negociado.
Por
lo tanto, un aspecto fundamental dentro del ámbito laboral, es el de la
negociación.
Dado
que todo profesional se ve forzado a negociar en algún momento, ya sea para
conseguir un aumento de salario, o una financiación para un proyecto de
investigación. En este sentido, las mujeres siempre han sido consideradas como
peores negociantes, viéndose minusvaloradas y alejadas de los procesos de
negociación, claves, en muchas ocasiones, para ascender y acceder a mejores
puestos de trabajo.
Sin
embargo, en los últimos tiempos se ha empezado a constatar que los atributos
supuestamente "masculinos" han fracasado en las negociaciones. La
agresividad, el tono enérgico, la confianza excesiva, han sido reemplazados por
valores como la escucha, la empatía, la persuasión, el diálogo, y el
intercambio, todo medido por el "cociente emocional", valores
tradicionalmente considerados "femeninos", en efecto:
- La persuasión en lugar de la fuerza.
- El consenso en lugar de autoridad.
- La escucha en lugar de la dominación.
- El intercambio más que el espíritu de la competencia.
Son
características cada día más valoradas a la hora de seleccionar a un buen
líder, independiente del cargo o tipo de empresa en la cual se desempeñara.
Esta
es una pequeña revolución en el arte de la negociación. De hecho, la idea de
que las mujeres, por naturaleza, eran peores negociadores que sus homólogos
masculinos estaba muy extendida. Diversos estudios demostraban que obtenían
peores resultados que los hombres, apoyando la idea de que la masculinidad y el
éxito van de la mano. Si buscamos en google la palabra "negociación"
y miramos las imágenes, todo lo que se encuentra son hombres estrechándose las
manos como símbolo de un pacto triunfal. Las imágenes con mujeres son casi
inexistentes
¿Cómo
explicar, entonces, que las mujeres no alcancen los mismos resultados que los
hombres? y para qué hablar en materia de
negociación salarial….
Según
algunas literaturas, el fracaso relativo de las mujeres en este ámbito no
proviene, como se pretendía, de una incapacidad biológica, inherente al hecho
de ser mujer, sino que se explica por una combinación de factores
"culturales", es decir, un conjunto de barreras internas (planteados
por las propias mujeres) y externas (impuestos por la sociedad) relacionadas
con el género.
El
impacto directo está dado por tres
obstáculos "externos" como resultado en el proceso de negociación.
Dichos obstáculos son:
- el lenguaje,
- los roles atribuidos según el sexo,
- y los estereotipos que se han generado.
En
el lenguaje, podemos encontrar adjetivos
como "firme", "dominante", "decisivo",
"ambicioso", asociados con el comportamiento masculino, siguen siendo
muy utilizados para describir las cualidades de un buen gerente. Por el
contrario, los términos tales como, "expresiva",
"emocional", "comprensiva", son cada vez más populares.
Este "cruce" está haciendo cada vez más difícil identificar las
cualidades del buen negociador en una mujer. Muchos atribuyen el éxito de una
negociación llevada a cabo por una mujer a la conducta asertiva que ella
hubiese buscado para la ocasión, y no a sus cualidades "femeninas",
como la de escuchar y la empatía.
Los
roles del presente, que establecen, ya desde la infancia que las niñas deben
ser "agradables", "dulces", "reservadas",
"maternales", mientras que los niños deben ser "fuertes" y
"seguros". Las "transferencias" entre papeles no están permitidas
ante el riesgo de violar peligrosamente el papel que la sociedad requiere
cumplir.
Entre
los estereotipos uno muy extendido es que las mujeres deben trabajar el doble
para ganar lo mismo que los hombres. Así, nos encontramos con un círculo
vicioso: esta "depreciación" del trabajo de la mujer genera ansiedad,
que puede impactar negativamente en el rendimiento, ¡dando así la razón a los
prejuicios!
Sin
embargo, las mujeres tenemos muchas razones para no dudar de nosotras mismas y
nuestras capacidades. Los estudios han demostrado que, aunque en algún minuto
nos consideremos mediocres en ciertas disciplinas científicas, también
alcanzamos las más altas calificaciones. Bajo presión, también se ha demostrado
que las mujeres trabajamos y producimos
un 20% más que los hombres.
Otro
estereotipo que está profundamente arraigado entre hombres y mujeres es que
debemos aspirar a menos y renunciar a más (típica frase célebre: «women are
askforless and giveaway more»), si una mujer no se comporta de acuerdo con
estas reglas tácitas y se aparta del modelo comúnmente aceptado.
Ahora
si nos referimos a las limitaciones internas que impiden a las mujeres
protagonizar las negociaciones, hay principalmente dos: negociar, para las
mujeres, sigue siendo una excepción, sus expectativas son inferiores a los de
sus homólogos masculinos. Así, para muchas de nosotras, el salario es como una
etiqueta de un producto de tienda: no es negociable. Y como todos sabemos los
que no negocian sus salarios y se contentan con lo que les ofrecen, ayudan a
dar a su jefe una mala imagen de sí mismos. Es decir, no considerarnos en
ningún proyecto o cargo de responsabilidad atractivo.
En
definitiva, los llamados "puntos
débiles" de nosotros podemos decir que se convierten en puntos fuertes. La
empatía, la capacidad de escucha, la curiosidad intelectual, la colaboración,
la persuasión, la facilitación, son ahora parte de los atributos y cualidades
del negociador actual, independientemente de su sexo. Dado todo lo anterior,
existen estereotipos definidos como “ganadores” en la negociación?
Marcia Carrasco Rojas
Vicepresidenta Consejo de Especialidad
Industrial
Colegio de Ingenieros de Chile A.G.
@lacrespamc
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